¿Dónde la tarde
ebria hasta su más ligero púrpura?

¿Dónde los pasos indecisos
la mirada desatada
el beso sin orillas
el puente que discurre entre huesos húmedos?

¿Dónde el óxido de la espera
la anchura del abrazo
la montaña imaginaria en cada gramo de tristeza?

¿Dónde lo que fuera
dónde su conclusa estela
su elegía
el color amargo
su grito transparente en el poema?

¿Dónde la parte de placer sobrevenida sin saber por qué mano?

¿Dónde los que amaron
y dónde yo...?

En el murmullo que designa (cual humo sin fuego)
al hueco gesto de mí mismo

En el confuso rumor con que fijar el flujo
en un esquema muerto entre los signos

En una efigie para disimular recuerdos

En la herida que cultivo
por creer que el corazón sigue en su sitio